Hoy he decidido compartir con vosotr@s, una experiencia que marco mi infancia y
mi vida. Yo era una niña a la que le encantaba jugar, hacer deporte y muy sociable, pero
como a los 6 años comencé a experimentar unos cambios que no eran muy normales.
Un día me desperté y mis padres me veían como un poco hinchada, en un principio no
les pareció nada del otro mundo, pero al día siguiente había despertado aún más
hinchada.
Por lo que me llevaron al médico, allí les dijeron que no era nada, que con que
comiera mejor e hiciera deporte seguramente bajaría. Pasaron los días y mi cuerpo cada
vez se hinchaba más, pase por 3 o 4 médicos (era muy pequeña así que no recuerdo
cuantos) y todos decían que era que estaba gordita y seguramente comía a escondidas.
A todo esto, hay que decir que era bajita y casi no llegaba a la meseta de mi casa,
como para llegar a los armarios que están un cacho más arriba, ni que fuera un mono
para andar colgándome.
Pues con la escusa de que solo estaba gorda y comía de más, con 6 años me
pusieron una dieta a base de verdura y proteínas, y me pasaba el día caminando con mis padres o mi abuela, por lo que deje de relacionarme casi con mis amigos, porque “por mi salud tenía que adelgazar”.
De manera que, mi familia entera se esforzaba porque yo cumpliera con todo, y aún
así mi cuerpo no paraba de hincharse, no podía ponerme la ropa, ni los zapatos porque
en poco tiempo casi había duplicado mi tamaño.
Por suerte, en una de las revisiones se dieron cuenta de que mi analítica tenía unos
resultados muy raros, y decidieron ingresarme, allí nos informaron de que tenía un
síndrome nefrótico, que es un trastorno renal que hace que el cuerpo excrete demasiadas proteínas en la orina, y por lo tanto te hinches por la retención que se produce.
¿Qué implico esto? Comenzar un tratamiento basado en tomar cortisona
principalmente, por lo que como comprenderéis mi hinchazón no disminuyo. De los 6 a
los 12 (aunque me dieron el alta a los 14) tuve 3 recaídas, así que no recuerdo una época en la que estuviera más delgada.
Durante esos años, las burlas, los problemas para vestirme o el cansancio que tenía
debido a la gran cantidad de medicamentos que tomaba eran una constante. Pero eso en verdad no fue lo importante, si no que aun teniendo todos esos contratiempos siempre hice ballet, taekwondo, baloncesto, natación, me importaba muy poco lo que dijeran de mí, todo lo que venía lo enfrentaba, y al final aún con periodos ingresada y teniendo que pasar por una biopsia de riñón, decidí que no merecía la pena no disfrutar de lo que hacía o permitir que el cansancio por la enfermedad me hiciera rendirme.
Todo esto me ayudo mucho porque con el paso de los años nunca he sido una talla
normativa, siempre he tenido periodos de más o menos peso, pero siempre fuera del
estándar, y aunque a veces con más facilidad que otras, he hecho frente a todas esas
voces internas o externas que decían no debes hacer esto estas gordas, esto no es para ti, deberías adelgazar, pensando: ”total qué más da lo que digan nadie había estado en mis zapatos ni por suerte habían tenido que pasar lo que yo!.
Y así fueron pasando los años, hasta que a los 23 volví a tener otra repetición del
síndrome nefrótico, con los mismos síntomas, aunque esta vez evoluciono más rápido al
ser adulta, y en 3 días ya no podía ponerme ni los zapatos, pero sabía que tenia solución, y cuales iban a ser los efectos.
Gracias, a las experiencias vividas y que alrededor tenia gente que me animaba,
disfruté tanto del verano como del resto del año que estuve en tratamiento sin importar
nada, se que me miraban, se que me criticaban, porque casi ni yo me reconocía en el
espejo, ya que al día tenía que tomarme 10 pastillas, y fue un cambio radical, tanto que
tengo unas estrías de medio dedo de profundidad. Pero al fin y al cabo tenía una
solución a corto plazo.
Con todo esto, quiero decir, que hay que disfrutar de la vida más, y dejar de juzgar
a la gente porque muchas veces no sabes lo que lleva detrás en lo que aspecto físico se
refiere. Es muy fácil decir, tienes que engordar, tienes que adelgazar, o te verías mejor
con unos kilos de más o de menos, porque boca tenemos todos, pero cuando se dicen
esas cosas, no piensas en las experiencias que pueden llevar esas personas en su mochila o en el daño moral que les puedes hacer, así que dejemos de juzgar a los demás y preocupémonos de cosas más importantes, que esta vida tiene suficientes baches como para sumarles nosotros más.
Un beso a todas/os y disfrutad de la vida.
-Ángela-
Comments